El ingeniero Juan Borus, integrante del equipo del Instituto Nacional del Agua (INA), comentó que el lecho del río Paraguay presenta “una modificación frente a la escala, y en general, en todo el tramo inferior, muy llamativa”, en el marco del peor momento en lo referido a la altura de ese curso de agua desde que se comenzaron a efectuar mediciones con la escala actual. No obstante, el profesional estimó que dentro de diez días aproximadamente, el caudal podría estabilizarse y oscilar entre los -30 centímetros por debajo del 0 de la escala.
Además, precisó que las consecuencias que se pueden sufrir en Formosa a raíz de este escenario se observarán en la velocidad de la captación de agua para consumo urbano por parte de la empresa Aguas de Formosa y en la navegabilidad del río. “Cada centímetro que baje complica la captación de agua, con más concentración de contaminantes y de sedimentos, y mayor costo de bombeo hacia aquellas instalaciones en las cuales se potabiliza el agua”, apuntó.
“Esos son los dos impactos más destacables, aunque también habrá efectos en la fauna íctica, que serán menores. La situación es peor a lo que se estimaba hace cuatro meses, cuando se necesitaba poco volumen para que el nivel del río subiera, y se esperaba que pudieran registrarse precipitaciones. Pero en los últimos cuatro meses prácticamente ‘no cayó ninguna gota’. Con los niveles que tenemos hoy, ya está totalmente declarada la emergencia”, advirtió; y atribuyó las variaciones en la cantidad de precipitaciones que se registraron en el año al cambio climático.
“Es el peor año, desde 1901-1905. Desde entonces, nunca habíamos tenido este tipo de mediciones. Tenemos la situación de aguas más bajas de la historia, desde principios del Siglo XX. Estamos en vías de definición del ‘piso’ de este año, del momento más bajo, de definición de la bajante. Con la situación que tenemos, es muy difícil estimar el nivel de agua frente a la escala”, explicó Borus a este Diario.
“La semana anterior, se batió el récord del nivel mínimo en Asunción (Paraguay). También bajó en Clorinda y ahora estamos lejos de llegar al mínimo histórico en Formosa, aunque con un nivel significativo”, expresó; y detalló que este viernes, la medición del río Paraguay fue de -18 centímetros, con respecto al 0 de la escala.
“No tenemos las últimas mediciones (de este sábado), pero seguramente se habrá ubicado en torno a -20 o -22 centímetros por debajo del 0 de la escala. La idea es que se vaya estabilizando, en función del caudal mínimo, con alguna ayuda del río Paraná, que con el ‘efecto apilamiento’, pueda llegar a estabilizar”, agregó.
A continuación, el experto evalúo que una eventual recuperación del caudal del Paraguay “dependerá de lluvias sobre ciertos lugares de la cuenca del río, en los cuales la respuesta de los suelos suele ser sensible”, situación que, por el momento, “no está ocurriendo”.
“Para que recupere caudal, tendría que llover sobre la región Nororiental del Paraguay, la margen izquierda del tramo medio del Paraguay, al igual que sobre el área cercana a Asunción. Si las lluvias se concentran en esos sectores, podemos tener una respuesta medianamente rápida”, aseveró.
“En lo vinculado a una tendencia ascendente firme, los datos de la tendencia climática que se espera de acá al 30 de noviembre de este año señalan que eso no ocurriría fácilmente. Para volver a un nivel medianamente normal, el río necesita tres metros más de lo que tiene ahora. Para que eso suceda, tienen que ocurrir muchas cosas, como una frecuencia de lluvias medianamente normal y los aportes del riacho Formosa y de algunos ríos. Toda la expectativa se traslada a diciembre”, manifestó Juan Borus.
Sequía: estiman que las lluvias en la provincia llegarían recién a mediados o finales de octubre
Fernando Alegre, de la Estación Meteorológica Las Lomitas, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), confirmó que la provincia se apresta a cumplir tres años de una sequía extrema por la falta de lluvias y reveló que, según estimaciones, recién a mediados o finales de octubre se espera que ocurran precipitaciones en la región.
“No soy portador de buenas noticias”, admitió el meteorólogo al ser consultado por La Mañana sobre la posibilidad de lluvias en la provincia con el inicio de la primavera el próximo fin de semana.
En ese sentido, dijo que “ya lo habíamos anticipado hace bastante, no se espera que se produzcan precipitaciones importantes durante este trimestre, de julio, agosto y septiembre. Recién para mediados o fines de octubre, está existiendo la muy pequeña posibilidad de que empiecen las lluvias”.
Explicó, además, que esas precipitaciones se estarían dando básicamente en el Este de la provincia, advirtiendo que “lamentablemente, el Oeste de Formosa todavía va a seguir inmerso en esta extensa sequía que está próxima a cumplir casi tres años”.
Acerca de las estimaciones del Instituto Nacional del Agua sobre la situación de la crítica bajante del río Paraguay, Alegre señaló que los niveles históricos del mencionado curso hídrico se deben a que no está lloviendo en el Norte del Paraguay, donde nace el río.
Explicó que debido a esa falta de lluvia y a esa sequía extrema están ocurriendo los incendios en Paraguay y Bolivia, “y de ahí viene el humo que estuvimos padeciendo todos los formoseños. Recién hoy (por este sábado) en Las Lomitas pudimos ver el cielo celeste después de casi una semana”, comentó.
Acerca de la supuesta “lluvia negra” que se esperaba en la región en caso de producirse una precipitación en un ambiente lleno de humo, indicó que “la ceniza de los incendios que teníamos en la atmósfera no se limpió por precipitación, sino que se despejó por efecto de este frente frío, el viento Sur la llevó hacia Paraguay y Brasil”.
Alegre informó, además, que se anticipa un cambio en las temperaturas en la próxima semana con proyecciones de alcanzar los 39 grados. A medida que se aproxima la primavera, las temperaturas se incrementarán y se esperan condiciones más agradables. Precisó que las temperaturas comenzarán a ascender con el cambio del viento el próximo lunes en horas de la tarde o noche.
Detalló que “a partir del lunes a la tarde, el viento va a rotar al sector Norte y vamos a empezar a tener un incremento paulatino de temperatura, y sobre el fin de semana que viene, en el inicio de la primavera, vamos a estar con temperaturas más que agradables, por encima de los 30 grados, cielo poco nuboso durante toda la semana y las mínimas que ya van a estar más cercanas a los 20 grados, creando un clima ideal para festejar la primavera”.
Tormentas más cortas y más intensas
Acerca de las expectativas sobre las lluvias en el futuro, Alegre resaltó que al recuperar el ciclo de lluvias, el patrón de precipitaciones está cambiando. Las tormentas que solían ser prolongadas, ahora son más cortas pero intensas, produciendo grandes volúmenes de agua en cortos períodos, lo que a menudo lleva a inundaciones repentinas en áreas urbanas diseñadas para manejar un volumen menor.
Al respecto, recordó que “las tormentas que nosotros conocíamos hace unos años, que duraban de seis, siete, ocho a diez horas, con lluvias, truenos, viento fuerte únicamente al inicio, después el viento calmaba y precipitaba en forma abundante, se han transformado en precipitaciones y en tormentas extremadamente cortas, de no más de una hora y media o dos, donde hay una abundante caída de agua”.
Dijo que “por eso muchas veces las ciudades se inundan y se enojan con los gobernantes. Pero cuando uno planifica una ciudad, la planifica para que evacue 100 mm por hora, y si te llueven 400 milímetros en una hora, no hay sistema de evacuación de agua que te aguante”.
El meteorólogo del SMN hizo notar que este tipo de tormentas más cortas y más intensas “se está registrándose desde hace dos o tres años, donde llueven 80 o 90 milímetros en dos o tres horas, y deja de llover y ya no llueve por dos o tres semanas más. Las tormentas también están siendo fuertes en cuanto a la intensidad del viento, a la caída del granizo y con todos esos fenómenos que antes no se registraban”, reveló.
Sobre el tiempo que podría llevar a una zona superar esta crisis hídrica, Alegre señaló que “recuperarnos de la sequía puede llevar años, porque cuando empieza a llover, primero tienen que empezar a recargarse los acuíferos que tenemos bajo tierra, luego tienen se recargar las lagunas, tienen que empezar a recargarse los ríos y recién ahí vamos a empezar a tener el remanente que nos permitiría empezar acopiar el agua”.
Como ejemplo citó el caso de Las Lomitas, “donde la última lluvia que cayó fue de casi 50 mm, pero al otro día estaba todo seco, porque la tierra está absolutamente seca y prácticamente no hay humedad”.