Etiqueta: MEGA

Con la presentación del mega portaaviones Fujian, China reordena el equilibrio de poder en Asia-Pacífico

Con la presentación del mega portaaviones Fujian, China reordena el equilibrio de poder en Asia-Pacífico

Con una tecnología que hasta ahora solo tenía Estados Unidos, la nave china es parte de una estrategia más amplia, y hasta su nombre esconde un mensaje ¿para Donald Trump?

Donald Trump y Xi Jinping.

Fuente: https://www.canal26.com/

La semana pasada, China desplegó su gran portaaviones Fujian, con el cual da un paso decisivo hacia el control de los mares de China Oriental y Meridional. El Fujian es el tercer portaaviones chino y el primero de diseño completamente nacional. Incorpora catapultas electromagnéticas (EMALS), una tecnología que hasta ahora era exclusiva de Estados Unidos. Su desplazamiento supera las 80.000 toneladas y puede embarcar más de 40 aeronaves, entre ellas los cazas furtivos J-35 y los aviones de alerta temprana KJ-600, capaces de operar a largas distancias.

Más allá de los detalles técnicos, el despliegue envía un mensaje explícito a los países con los que China mantiene disputas en los mares Oriental y Meridional, así como a Estados Unidos: Pekín busca consolidar su hegemonía regional y no está dispuesto a aceptar interferencias en lo que considera su patio trasero.

El gran desafío chino

En artículos anteriores hemos señalado que el pensamiento estratégico chino se basa en el Wei Qi, un juego de tablero en el que el objetivo no es derrotar frontalmente al adversario, sino llenar los espacios vacíos y rodear al oponente hasta que su rendición resulte inevitable

Esta maniobra ofrece a Beijing una oportunidad estratégica: consolidar, dentro de los límites marítimos disputados, una zona de denegación de área (denominada A2/AD). Se trata de una estrategia militar orientada a impedir que un adversario ingrese y opere libremente dentro de una región considerada vital

El despliegue del Fujian no es entonces un acto aislado, sino la pieza más reciente de un tablero más amplio: la construcción de una arquitectura marítima propia, destinada a reducir la dependencia de Pekín de las rutas controladas por Estados Unidos y a proyectar influencia en los puntos neurálgicos del Indo-Pacífico.

El nombre del portaaviones no es casual. Fujian es la provincia china situada frente a Taiwán, la isla cuya reunificación constituye el núcleo simbólico del proyecto nacional de Xi Jinping. Bautizar así al mayor portaaviones de la Armada del EPL también puede interpretarse como una declaración geopolítica: el poder naval chino ya no se limita a defender su territorio continental, sino que proyecta su identidad y su ambición sobre el mar, justo frente a la isla que simboliza la culminación del rejuvenecimiento nacional.

¿Una advertencia histórica para Trump?

En 1907, el diplomático británico Eyre Crowe se enfrentó a un dilema cuando analizó el ascenso de Alemania. Se preguntaba si Berlín buscaba una expansión “natural” de sus intereses económicos y culturales o, por el contrario, “una hegemonía política general y una supremacía marítima que pusiera en peligro la existencia de Inglaterra”.

Su conclusión fue implacable: no importaban las intenciones declaradas de Alemania; su mera capacidad para construir una armada poderosa constituía una amenaza objetiva para el Imperio británico.

En la política internacional, la intención es irrelevante frente a la capacidad. Lo que una potencia puede hacer define lo que tarde o temprano intentará hacer. En esa misma línea, China, al alcanzar la madurez tecnológica y naval simbolizada por el Fujian, se convierte en un desafío estructural para el orden marítimo estadounidense, independientemente de sus discursos sobre “ascenso pacífico” o “coexistencia armónica”.

Trump parece haber optado por una política de coexistencia armada: acuerdos económicos en la superficie, contención militar en la práctica. Pero, al igual que la Gran Bretaña de principios del siglo XX, Estados Unidos corre el riesgo de que esa cortesía diplomática sea interpretada por Beijing como una señal de indecisión estratégica. Como advirtió Crowe, la supremacía, una vez alcanzada, se vuelve incompatible con la coexistencia entre potencias.