De acuerdo al mismo estudio, la pobreza -que se determina por el valor de la canasta básica alimentaria- ya alcanza a 24.9 millones de residentes en áreas urbanas en el país, mientras que unos 7.8 millones de personas de ellos están sumergidas en la pobreza extrema o indigencia.
“La inseguridad alimentaria total para áreas urbanas relevadas por la encuesta del ODSA-UCA, alcanza al 24,7% de las personas, al 20,8% de los hogares y al 32,2% de los niños, niñas y adolescentes. Por otra parte, se encuentran en una situación aún más grave, con inseguridad alimentaria severa el 10,9% de las personas, el 8,8% de los hogares y el 13,9% de los niños, niñas y adolescentes (NNyA)», destacó un informe bajo el título “Deudas sociales estructurales en la sociedad argentina”.
«Al considerar el AMBA, los valores de inseguridad alimentaria total se ubican en el 26,4% de las personas, el 21,8% de los hogares y el 35% de NNyA. Al considerar la inseguridad alimentaria severa se ubican en 9,9%, 12,7% y 16,5%, respectivamente”, se agrega en el documento elaborado por el observatorio de la UCA.
«Pueden parecer números fríos, pero atrás hay un sentir profundo, hay rostros, hay familias pobres o indigentes que experimentan hambre y una mala alimentación por razones económicas; hay desocupados que no pueden acceder a un trabajo de calidad o trabajadores sobreocupados pobres; hay madres que no pueden satisfacer las necesidades de crianza de sus hijos, dada la escases de recursos y de tiempo de vida que genera la pobreza», afirmó Eduardo Donza, Investigador y Coordinador de Desarrollo de Datos, especialista en Trabajo y Desigualdad del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
«La crisis actual sin duda ha agravado estos problemas que son estructurales en la sociedad argentina. Al respecto, tengamos en cuenta que la pobreza que durante el primer trimestre la pobreza ha superado el 50%, y la tasa de pobreza extrema ha llegado a afectar al 18% de la población», agregó.
En el relevamiento también se hizo foco también en la situación educativa, y en ese aspecto se destacó el dato de que el 23% de los niñas y niños de entre 3 y 5 años no asiste a establecimientos educativos formales, el 0,4% de los que tienen entre 6 a 12 años no va a la escuela primaria, el 9,1% asiste con sobre edad a la escuela primaria y el 35,3% de los jóvenes de 18 a 29 años no terminó la secundaria.
«Estos indicadores expresan valores adversos, a pesar de que el sistema general de gestión pública (80,7% de los alumnos de menos de 18 años) se ve fortalecido por la acción de la gestión privada (12,6% en establecimientos privados laicos y 6,8% en establecimientos religiosos)”, se especificó.
Al poner la lupa en el mercado laboral, el sondeo revelo que «el 32,5% de los ocupados son trabajadores que residen en hogares en situación de pobreza, el 30,9% de los ocupados trabaja en la economía social y, al considerar a la población económicamente activa el 26,5% tiene un empleo precario y el 24,3% un subempleo inestable”.
Como contracara a un contexto de deterioro creciente en la Argentina de los últimos años, se consignó que los índices de mortalidad infantil registraron mejoras entre 2005 y 2022, aunque el panorama es dispar y depende de en qué provincia se ponga el foco.