El adiós definitivo al cambio de horario tras 52 años de historia en Paraguay
Esta medianoche comienza a regir el horario de verano en Paraguay, con el adelanto de una hora. A diferencia de lo que siempre ocurre, este ingreso será definitivo, en vista a la ley sancionada que así lo estipula, y que será promulgada por el Ejecutivo, aunque con un manto de duda respecto a una reconsideración posterior.
Fuente: Hoy (Paraguay)
Como cada primer domingo de octubre, esta medianoche se adelanta la hora 60 minutos, para estar acorde y a tono con el periodo primavera-verano, cuando la luz solar tiene una duración mayor.
Con la ley todavía vigente, la hora debería atrasarse el último domingo de marzo y ajustarse al periodo otoño-invierno, donde las noches son más largas y los días más cortos en duración de luz solar.
Sin embargo, tras cinco años de intentos, el Poder Legislativo sancionó la ley que establece el horario de verano como el único y definitivo, eliminando así el horario de invierno, que en su momento llegó a ser el único, hasta que se dispuso la modificación dos veces por año.
Efectivamente, el origen del Huso Horario de Paraguay nos transporta al 27 de septiembre de 1972, Gobierno Alfredo Stroessner, cuya dictadura con todas las atrocidades cometidas, en esta ocasión no serán abordadas, por no guardar relación con el contexto histórico específico del horario, que es el núcleo de esta nota.
El argumento de aquella disposición que hasta hoy nos rige y que, no por ello implica que sea el único motivo válido para sostener este horario, señalaba que la intención era el ahorro de energía eléctrica.
Hablar hoy de energía en Paraguay, claramente no es lo mismo que 52 años atrás, pues, actualmente contamos con las represas de Itaipú, Yacyretá y Acaray, que robustecieron nuestro sistema eléctrico, pero cuyos recursos también son finitos, por tanto, se debe trabajar en la generación de nuevas fuentes, pero este punto es para otro abordaje.
Los primeros pasos de nuestro país en materia energética comenzaron en 1956, cuando Brasil tuvo a su cargo la elaboración del proyecto para el aprovechamiento hidroeléctrico del río Acaray, a cambio del derecho de adquirir durante 20 años, desde la entrada en servicio, hasta el 20 % de la potencia eléctrica instalada, según consta en archivos de la ANDE.
El 24 de junio del año 1965 fue fecha de la primera orden para proceder al inicio de los trabajos en terreno para la represa de Acaray.
La inauguración de la Casa de Máquinas Acaray I, con 2 grupos generadores fue el 16 de diciembre de 1968, con 94 MW de potencia instalada, con un costo aproximado de USD 36.344.000 con la cooperación del BID (Banco Interamericano de Desarrollo).
Cuatro años más tarde, el 27 de septiembre de 1972, cuando el horario que regía era el del invierno, Stroessner firmó el decreto mediante el cual estableció el adelanto de una hora cada primer domingo de octubre, pero con el atraso y retorno al horario de invierno en marzo.
Paraguay no se limitó a depender de la energía de Acaray. El 25 de octubre de 1984 fue inaugurada la represa de Itaipú (el tratado fue firmado el 17 de julio de 1973), mientras que, el 2 de septiembre de 1994 se inauguraba la hidroeléctrica de Yacyretá, cuyo tratado fue firmado el 3 de diciembre de 1973.
Con las tres represas disponibles y una energía envidiada por otros países, el argumento de ahorro de electricidad para el cambio de horario fue perdiendo fuerza, al punto que, desde hace años, la ANDE se pronunció al respecto, descartando-con la situación actual- la existencia de un ahorro energético.
Con la nueva legislación sancionada, aunque pendiente de promulgación, pero con anuncio del propio Peña de que promulgará la ley, los argumentos esgrimidos a favor de mantener el horario de invierno y el de verano fueron otros.
En un día de verano la luz solar dura casi 14 horas. Amanece a las 6:00 y oscurece casi a las 20:00, mientras que, en un día de invierno, la luz solar dura menos de 11 horas. La cantidad de horas con luz solar es menor, no importa qué UTC se use.
Si el horario de verano estuviera vigente en invierno, el sol saldría recién a las 7:40 de la mañana, lo que significa que, todos saldrían de sus casas a oscuras. En tanto, en nuestro horario habitual de invierno (UTC-4, que significa cuatro horas de diferencia del Meridiano Greenwich) el sol sale a las 6:40.
Esto, según lo expuesto por la Comisión de Educación del Senado, en base a datos elaborados por el profesor de la Facultad de Ingeniería, Carlos Sauer.
En cuanto a las actividades de los diferentes sectores, el grueso se moviliza a la mañana y el promedio es el siguiente:
Estudiantes del turno mañana de 7:00 a 12:00
Servidores públicos de 7:00 a 15:00
Ciudadanos para acceder a servicios públicos, bancarios, comerciales, entre las 7:00 y las 13:00
Por otro lado, en zonas rurales, no existe suficiente cobertura de alumbrado público para iniciar toda la movilización para las actividades comerciales y educativas a oscuras.
En tal sentido, retrasar el horario de inicio de clases para las 8:00 sería inaplicable, pues, los colegios de triple turno, al desfasar una hora el turno mañana, deben desfasar el turno tarde y noche y acabarán al menos a las 23:00.
En zonas urbanas, retrasar el horario de inicio de clases a las 8:00, genera un problema logístico de transporte para padres/tutores que inician la jornada laboral a las 7:00. En invierno, el horario de verano UTC-3 es un horario artificial, no ofrece ventajas energéticas apreciables.
En caso de que el presidente Santiago Peña opte por promulgar la ley que establece el horario de verano como el definitivo, como, de hecho, lo anunció que lo hará, marzo próximo pasará de largo con el mismo horario de verano, pero comenzarán a verse las diferencias en la duración de luz solar, principalmente en los amaneceres y atardeceres.
Sobre este último punto, el presidente Peña dijo ayer que, en caso de evidenciarse de que se necesita un nuevo cambio, es decir, retornar al habitual sistema de un horario en verano y otro en invierno, él no tendría problemas en evaluar esa posibilidad.