Fuente: /https_www.lamañanaonline.com.ar
El ingeniero Juan Borús, integrante del equipo del Instituto Nacional del Agua (INA), se refirió a la crítica situación hídrica que enfrenta la provincia y la cuenca del río Paraguay, señalando que las recientes lluvias registradas en la zona sirven como «paliativo» pero no resuelven el problema subyacente.
En declaraciones a La Mañana, el especialista en hidrología explicó que la sequía es un fenómeno regional que afecta no sólo al río Paraguay sino también a la cuenca del Bermejo y el Pilcomayo. Y en ese sentido, dijo que aunque las lluvias recientes han proporcionado un alivio temporal, no han sido suficientes para revertir el déficit hídrico.
«Una tormenta significativa, aunque sea intensa, en un contexto de sequía, no resuelve el problema. Lo ideal sería que las lluvias se distribuyeran de forma gradual y continua«, destacó Borús.
“Las lluvias son apenas un paliativo. Estamos atentos, sobre todo, a una señal que es importante tener, que es que tengamos una frecuencia de eventos más o menos razonables o más o menos cercana a lo normal. Por ahora, con que se dé una tormenta muy importante en unos pocos días y después durante diez o quince días no tengamos lluvia, no se resuelve el tema”, insistió.
En este punto, enfatizó que cuando las lluvias caen de manera “significativa o intensa”, pueden generar más problemas que beneficios, ocasionando inundaciones en áreas urbanas y erosión en suelos expuestos, debilitados por la sequía. Recordó que este fenómeno ha resultado en una escasez crítica de agua en ríos, lo que impacta directamente en la población y en la actividad económica de la región.
“En cambio –explicó-, si las lluvias se dieran en forma gradual y se diera un evento y al tiempo otro evento con un espaciamiento normal entre cada uno de ellos, los suelos irían recuperando su condición hídrica y tendríamos suelos con retención de agua medianamente normal y con sobrante excedente que va a los ríos y los ríos se van recuperando. Eso no es lo que está sucediendo ahora”, aseguró.
Dijo que “una tormenta muy fuerte y muy importante como la que se produjo incluso en la región nororiental del Paraguay, en la cuenca media del río, solamente ha servido para recuperar un poco la condición híbrida de los suelos, pero de ninguna manera se resuelve el problema de la seca en la cuenca del Paraguay”.
Borús mencionó que aunque ha habido lluvias en la cuenca alta del Paraguay, el tramo inferior, particularmente frente a la capital provincial, se encuentra en niveles extremadamente bajos.
Indicó que en este momento se observa una oscilación de niveles que se aproxima al mínimo histórico, lo que genera preocupaciones sobre el abastecimiento de agua para consumo humano y la agricultura.
Con respecto a las perspectivas a corto plazo, el experto en cuestiones hídricas se mostró cauteloso, advirtiendo que «a primera mitad del verano no ofrece muchas razones para ser optimista. Esperamos una recuperación muy leve y gradual, pero definitivamente no regresaremos a las condiciones de aguas medias«, afirmó.
Insistió en señalar que la recuperación del curso hídrico depende de variaciones en el clima que favorezcan la ocurrencia de lluvias más frecuentes.
Tras indicar que la situación actual representa un desafío sin precedentes, aseveró que «no tenemos referencia histórica que se asemeje a esta sequía prolongada, que afecta a la navegación fluvial y a la toma de agua de las poblaciones que dependen del río Paraguay».
Lo que viene
El ingeniero Borús también brindó detalles sobre el informe meteorológico conjunto que se elabora con el Servicio Meteorológico Nacional. Desde marzo del año pasado, ambos organismos colaboran para proporcionar un boletín que aborda tanto la parte climática, a cargo del Servicio Meteorológico, como la parte ideológica, que corresponde a Burús y su equipo, en el INA.
El análisis se centra en las proyecciones hasta finales de este año y enero próximo, además de ofrecer un panorama sobre la segunda mitad del verano.
Borús destacó que la perspectiva es de una recuperación «muy leve» en las condiciones climáticas, sin cambios drásticos en el escenario. Explicó que a pesar de las lluvias recientes en la cuenca del río Paraguay, el proceso de activación de lluvias frecuentes llevará tiempo. Sin embargo, subrayó que la humedad en la atmósfera es un factor alentador, especialmente en el Pantanal, donde las lluvias han elevado los caudales mínimos, lo que promete beneficios a largo plazo para la cuenca del río Paraguay.
La Niña
Respecto a la influencia del fenómeno de La Niña, el ingeniero explicó su cautela en esta cuestión al manifestar que si bien la probabilidad de que persista este fenómeno climático es alta, con una posible continuidad hasta 2025, “no es el único factor en juego. En los últimos cinco años, se han experimentado tres episodios de La Niña consecutivos, pero también ha habido períodos prolongados de sequía que no pueden ser explicados únicamente por este fenómeno”, comentó.
El ingeniero Borús remarcó la importancia de considerar otras variables en el análisis climatológico y reconoció la complejidad del trabajo de los climatólogos, que deben lidiar con múltiples incertidumbres.
Sostuvo en este aspecto que la colaboración entre diferentes disciplinas en el marco de las reuniones mensuales es fundamental para entender la situación actual y prever los posibles escenarios futuros.
Con este contexto, consideró que la necesidad de un monitoreo constante y un enfoque gradual en la recuperación se vuelve esencial para enfrentar los desafíos que presenta el clima regional.