El Papa Francisco advirtió este miércoles que es un “pecado social” ser indiferentes a la “multitud de hermanos y hermanas con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad”.
“Para tratar de romper el círculo financiamiento-deuda sería necesaria la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos”, sostuvo Francisco en una audiencia privada con los participantes de la conferencia ‘Crisis de deuda en el Sur Global’, impulsado por el pontífice.
El Pontífice también invitó a pensar “en una nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”. Además, al acercarse el Jubileo de 2025, en línea con sus predecesores, planteó la posibilidad de una condonación o reducción de deudas externas imposibles de pagar para diversos países del sur del mundo, que pesan dramáticamente sobre millones de personas.
“Después de una globalización mal administrada, después de la pandemia y de las guerras, nos encontramos frente a una crisis de deudas que afecta principalmente a los países del sur del mundo, generando miseria y angustia, y despojando a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno. En consecuencia, ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana”, dijo el Papa, ante un auditorio marcado por la presencia del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
El papa Francisco aseguró que “para tratar de romper el círculo financiamiento-deuda sería necesaria la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos, que tenga en cuenta el sentido global del problema y sus implicaciones económicas, financieras y sociales”.
“La ausencia de este mecanismo favorece el ‘sálvese quien pueda’, donde pierden siempre los más débiles”, subrayó, al reiterar que los principios de justicia y solidaridad son los que llevarán a encontrar pistas de solución. “En esta vía es indispensable obrar de buena fe y con verdad, siguiendo un código de conducta internacional con normas de valor ético que tutele las negociaciones. Por ende, pensamos en una nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”, agregó.
Recordó luego que en ocasión del Jubileo del Año 2000, san Juan Pablo II advirtió que el tema de la deuda externa “no es sólo de índole económica, sino que afecta a los principios éticos fundamentales y es preciso que encuentre espacio en el derecho internacional”; y que el Jubileo podía “constituir una ocasión propicia para gestos de buena voluntad […], de condonar las deudas, o al menos reducirlas, […] en función del bien común”. En este marco, explicó que era una tradición del pueblo hebreo condonar las deudas en el año jubilar.
“Los invito a que soñemos y actuemos juntos en la construcción responsable de nuestra casa común: nadie puede habitarla con tranquilidad de conciencia cuando sabe que a su alrededor hay multitud de hermanos y hermanas con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad. Dejar pasar esto es pecado, pecado humano, aunque uno no tenga fe, es un pecado social”, advirtió, al destacar, finalmente, la importancia de la conferencia: “lo que ustedes están haciendo aquí es importante, rezo por ustedes”.
Este encuentro reúne hoy en el Vaticano a representantes de instituciones financieras, destacados economistas, y ministros y exministros de Economía, entre ellos Martín Guzmán, el español Carlos Cuerpo y el brasileño, Fernando Haddad, además de la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, la española Nadia Calviño, para buscar maneras de ayudar a paliar la deuda de los países pobres.