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El Padre Pío, Don Bosco y la llegada del último Papa

El Padre Pío, Don Bosco y la llegada del último Papa

La figura del pontífice fue objeto de numerosas visiones y advertencias. El fraile capuchino y el sacerdote salesiano coincidieron en sus profecías.

Para Don Bosco

Fuente: https://www.diariopopular.com.ar/

Además de San Malaquías, Nostradamus y Benjamín Parravicini, existen otros textos que los expertos en profecías de las dinastías papales tienen en gran consideración por su increíble parecido con los tiempos que corren. Entre estos vaticinios se destaca el del propio Papa Pío X, quien tuvo una visión en 1909. Durante una audiencia, el pontífice se desmayó y, al recobrar el conocimiento, dijo que llegaría un día en que el Papa abandonará Roma y será transportado, enfermo, por encima de los cadáveres de sus cardenales.

La figura del último Papa ha sido objeto de numerosas visiones y advertencias provenientes de santos y videntes miembros de la Iglesia Católica. Entre los testimonios más impactantes destacan las profecías de San Juan Bosco, el Padre Pío, pero también hay otros menos conocidos como Juan de Vatigueiro, Juan de Rocapartida, Nicolás de Fluh y Fratre Angelo. Cada uno, desde su contexto histórico y espiritual, dejó entrever aspectos cruciales sobre el destino final del papado y la Iglesia en tiempos de grandes tribulaciones.

San Juan Bosco, más conocido como Don Bosco, fue un sacerdote italiano que vivió ente 1815 y 1888. Fundó la Congregación Salesiana, pero no sólo alcanzó la fama por su labor educativa, sino también por sus sueños proféticos. Una de las visiones más importantes del santo es la del «Gran Navío» -símbolo de la Iglesia- y las Dos Columnas, que sostienen la Eucaristía y a la Virgen María.

En esta visión, Don Bosco relató que vio un barco (la Iglesia) en medio de una tormenta feroz, atacado por múltiples enemigos. En el timón se encontraba el Papa, quien luchaba por guiar el navío hacia las dos columnas de salvación. En un momento dramático, el Papa caía abatido y moría, pero otro Papa lo reemplazaba rápidamente, llevando el barco a puerto seguro.

El cura místico también advirtió al Papa Pío IX sobre otro de sus sueños proféticos. En él vaticinaba que «llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. En ese instante, el Papa y sus servidores abandonarán el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos. Todo el país sufrirá una gran pérdida de población y la tierra se agitará como arrasada por un huracán y caerá un fuerte pedrisco. Durante doscientos amaneceres, el papa y su séquito vagarán por tierras extranjeras».

Según el análisis de los exégetas de Bosco, se desprende que un papa muere en medio de la crisis de la Iglesia, que es asediada pero no destruida. El nuevo Papa, guiado por la Eucaristía y la Virgen, restaura la fe. La muerte del pontífice que guiaba la barca podría interpretarse como el fin de un sistema papal debilitado, y la llegada de un nuevo Papa, como el último gran pastor que guiará a los fieles en tiempos de purificación antes del fin.

Aquí los especialistas ven, en el papa que lleva la iglesia a otras tierras, a los cardenales y «papables» Peter Turkson, de África, considerado progresista moderado pero con fuerte raíz bíblica; y a Luis Antonio Tagle, de Filipinas, progresista, con humildad y visión social.

Por su parte, San Pío de Pietrelcina (1887–1968), conocido simplemente como el Padre Pío, fue un fraile capuchino italiano, místico y que sufrió los estigmas de Jesús durante toda su vida. Sus visiones y revelaciones privadas han sido ampliamente reconocidas por su profunda conexión espiritual y su consistencia con la tradición católica.

En cartas dirigidas a sus directores espirituales, el Padre Pío habló de grandes calamidades que afectarían a la humanidad y, específicamente, de un futuro oscuro para la Iglesia. Afirmó que habría una apostasía masiva, iniciada desde dentro de la misma jerarquía eclesiástica.

En un mensaje atribuido a él, advierte: «Habrá un gran cisma en la Iglesia. Vendrá un tiempo en que muchos de los que ocupan posiciones de poder en la Iglesia, dejarán de obedecer las enseñanzas del Evangelio. Muchos obispos y cardenales estarán en contra de otros obispos y cardenales. Satanás se infiltrará en los corazones de los hombres que gobiernan la Iglesia.»

Aunque el Padre Pío nunca habló directamente de un «último Papa» con ese término, sus referencias apuntan a un pastor final, elegido en tiempos de confusión espiritual, que enfrentará un mundo hostil a Cristo y una Iglesia al borde del colapso.

Los exégetas del padre Póo ven aquí a los candaditos italianos. Uno es el cardenal Pietro Parolin, un diplomático prudente, fuerte en doctrina, con formación espiritual sólida. Podría reunir las fuerzas divididas, pero enfrentaría gran oposición interna. El otro es el cardenal Matteo Zuppi, progresista moderado, y posible reformador desde dentro, como reflejan las predicciones del fraile capuchino.

Aunque cada uno habla desde distintos matices, sus visiones convergen en varios puntos fundamentales: la Iglesia será atacada tanto desde fuera como desde dentro. Habrá un pontífice que sufrirá y enfrentará grandes tribulaciones y la fe verdadera sobrevivirá en un pequeño resto fiel. Después del sacrificio y la tribulación, vendrá una renovación espiritual, aunque posiblemente fuera de Roma o en una forma muy distinta de la actual Iglesia institucional.

 

Con una misa, Buenos Aires también dio el último adiós al Papa Francisco

Con una misa, Buenos Aires también dio el último adiós al Papa Francisco

La ceremonia religiosa fue encabezada por el arzobispo de la Ciudad, Jorge García. Asistieron Victoria Villarruel, Axel Kicillof y Jorge Macri, entre otros dirigentes.

La misa exequial fue encabezada por el arzobispo de la Ciudad

Fuente: https://www.diariopopular.com.ar/

La Ciudad de Buenos Aires se sumó este sábado a la despedida del Papa Francisco, que murió el último lunes a los 88 años. Desde temprano, miles de fieles llegaron a Plaza de Mayo para participar de la misa exequial celebrada frente a la Catedral Metropolitana. La ceremonia religiosa fue encabezada por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva.

El arzobispo cerró los homenajes al Santo Padre en la Ciudad ante 300 sacerdotes, el nuncio apostólico, funcionarios de todo el país y más de 70 delegaciones diplomáticas. Entre los dirigentes políticos estuvieron la vicepresidenta Victoria Villarruel; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri; y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

“Dios nuestro, que recompensas con justicia a todos los hombres, concede que tu servidor, el Papa Francisco, a quien constituiste sucesor de Pedro y pastor de toda la Iglesia, pueda gozar eternamente en el cielo de los misterios de la gracia y del perdón, que él administró fielmente en la Tierra”, expresó el arzobispo de la Ciudad.

«El Evangelio de hoy nos dice que los que habían acompañado a Jesús estaban afligidos y lloraban, como nosotros hoy. Lloramos porque no queremos que la muerte gane. Lloramos porque se murió el padre de todos. Lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física. Lloramos porque nos sentimos huérfanos. Lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial», continuó García Cuerva.

Y agregó: «No terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de los tangos: las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar».

En el cierre de la misa exequial, García Cuerva afirmó: «Como pueblo queremos darle a Francisco un gran abrazo y decirle gracias, perdón te queremos mucho, pero también sabemos como dije que nos debemos muchos abrazos entre nosotros por eso hagámosle el abrazo a todos, el Papa argentino y porteño comprometiéndonos a hacer un pacto de concretar como iglesia y sociedad su magisterio y así definitivamente darnos el abrazo que necesitamos y vivir la tan anhelada fraternidad entre los argentinos“.

Como parte de las actividades en recuerdo del Papa, se realizará un almuerzo comunitario bajo el lema «Compartimos la mesa», y a las 13:30 dará inicio la peregrinación titulada «Pacto de amor a Francisco: recorrido por los lugares del dolor».

Esta peregrinación, organizada por la Arquidiócesis, incluye seis paradas en puntos significativos del trabajo pastoral de Bergoglio en la Ciudad de Buenos Aires:

-Casa Mamá Antula (Avenida Independencia 1190, Monserrat)

-Plaza Constitución (Avenida Garay y Lima)

-Predio del Hospital Borda junto con los hospitales Tobar y Rawson (Dr. Ramón Carrillo 375, Barracas)

-Unidad penitenciaria del Hospital Muñiz (Uspallata 2272, Barracas)

-Hogar de Cristo San Alberto Hurtado (Monteagudo 862, Parque Patricios)

-Parroquia Virgen de Caacupé (Osvaldo Cruz 3470, Villa Lugano)

El recorrido está abierto a toda la comunidad y no se prevén actos protocolares ni oradores designados en cada parada. La organización aclaró que se trata de una acción simbólica acompañada por voluntarios, parroquias, movimientos pastorales y fieles, con el objetivo de resignificar el paso del Papa Francisco por espacios donde ejerció su labor como sacerdote y arzobispo.