Haití, el país que pagó una millonaria indemnización para independizarse de Francia y quedó atrapado en la pobreza
El primer país de Latinoamérica en romper lazos con su colonizador europeo, demoró más de 100 años en pagar el precio de su libertad.
Fuente: https://www.canal26.com/
Desde hace muchos años, Haití enfrenta una crisis humanitaria muy grave, marcada por un constante agravamiento de la inseguridad alimentaria y un acceso limitado a los servicios sociales básicos y educativos para los niños. A esta situación se suma una herida histórica que aún hoy repercute en la economía y el desarrollo del país: la llamada “deuda de independencia”.
Tras declarar su independencia de Francia en 1804, Haití —la primera república negra del mundo— fue forzada en 1825 a pagar una indemnización exorbitante a su antiguo colonizador, a cambio del reconocimiento oficial de su soberanía. La cifra, que equivaldría a miles de millones de dólares actuales, fue impuesta bajo amenaza de una invasión militar.
Durante más de un siglo, el país desvió gran parte de sus recursos al pago de esta deuda, lo que condicionó profundamente su crecimiento económico. La cancelación de ese compromiso no llegó sino hasta mediados del siglo XX, cuando el daño estructural ya era irreparable.
Muchos historiadores y economistas consideran que este «rescate» fue uno de los factores que encadenaron a Haití a la pobreza crónica, perpetuando una “deuda eterna” que todavía hoy tiene consecuencias visibles.
La historia post-colonial de Haití
Francia transformó a Haití en su colonia más próspera y en la más rentable del Caribe. Hacia 1789, Santo Domingo producía el 75% del azúcar mundial. Esta riqueza se sostenía en la brutal explotación de mano de obra esclava: en menos de cien años, la población esclavizada pasó de 5.000 a 450.000 personas traídas desde África. Esa masiva esclavización fue el caldo de cultivo para el levantamiento que daría origen a la independencia haitiana.
El primer país de Latinoamérica en romper lazos con su colonizador europeo logró su independencia tras una sangrienta revolución que culminó en 1804 con la derrota del ejército napoleónico. Este hecho no solo significó el fin del dominio francés, sino también el inicio de una historia marcada por el aislamiento internacional y la presión económica.
Las potencias occidentales, especialmente Francia, no estaban dispuestas a aceptar fácilmente que una colonia esclava se rebelara con éxito. En 1825, el rey Carlos X envió una flota de guerra a las costas haitianas y exigió una indemnización equivalente a 150 millones de francos oro como “compensación” por las tierras y esclavos perdidos. Ante la amenaza militar, Haití no tuvo más opción que aceptar.
Para cumplir con esa carga impuesta, el país se endeudó con bancos franceses y tuvo que recurrir a préstamos con intereses altísimos. El peso de esa deuda condicionó toda su economía: limitó la inversión pública, frenó el desarrollo de infraestructura y sumió al país en una dependencia financiera que duró más de un siglo.