Los hutíes advirtieron que Donald Trump no logrará detener los ataques contra Israel y el mar Rojo
El líder del grupo yemení, Abdelmalek Al Huti, convocó unas manifestaciones masivas en las áreas controladas por el movimiento insurgente para mostrar solidaridad con los palestinos y enviar un mensaje postelectoral de que «al Yemen no le importa ningún tirano en este mundo».
En este sentido, Al Huti indicó que el magnate estadounidense «fracasó» en su intento de implementar su plan de normalización de los países árabes con Israel en su anterior mandato, y auguró que tampoco tendrá éxito esta vez.
El líder del movimiento insurgente se refirió así a los denominados acuerdos de Abraham, que en 2020 lograron que Emiratos Árabes Unidos y Baréin establecieran lazos diplomáticos y comerciales con Israel bajo los auspicios de la Administración de Trump.
«El mandato anterior de Trump vio cientos de miles de millones (de dólares) extraídos de los regímenes árabes sin lograr resultados tangibles sobre el terreno», afirmó Al Huti, que criticó que el estadounidense «ordeñó» a varios países de Oriente Medio para conseguir acuerdos armamentísticos.
En este sentido, pidió el fin inmediato de «la agresión y el asedio» en Gaza y en el Líbano, al tiempo que cuestionó la capacidad de Trump de poner fin a las guerras que azotan la región. Asimismo, señaló que su movimiento sobrevivió a desafíos anteriores durante la Administración de Trump, cuando estaban «en una posición mucho más débil» que hoy en día.
Quiénes son los hutíes y cuál es su causa
Los hutíes nacieron como un grupo insurgente político y armado, en el norte de Yemen, durante la década de los 90. Se trata de un grupo chií (una de las ramas del Islam) que, en un primer momento, tuvo como razón de ser la constitución de una organización opositora al primer presidente yemení, Alí Abdalá Salé, por su deriva dictatorial y la corrupción del sistema.
Fundado por Hussein Badreddin al-Houthi, el movimiento también tuvo una segunda motivación: la oposición a la cercanía del régimen yemení con Arabia Saudí y Estados Unidos. De hecho, su eslogan, años más tarde de su creación, sería «Dios es grande, muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria del Islam».
Los hutíes fueron ganando poco a poco popularidad en Yemen, hasta el punto de que Al-Houthi se convirtió en objetivo del Gobierno en 2004. El dirigente fue asesinado ese mismo año por fuerzas gubernamentales, pero para entonces los hutíes ya se habían consolidado como un grupo opositor de cierta influencia en el norte del país.
Tras el aniquilamiento de Hussein, su hermano Abdul-Malik al-Houthi tomó el mando y en los siguientes años el grupo fue capaz de aguantar los ataques del ejército yemení y de Arabia Saudita. De hecho, en 2011, los hutíes tuvieron un importante papel en la organización de las protestas contra el régimen de Salé, que dejó el país y el poder tras las revueltas.
Tras años de creciente oposición al régimen, comenzaron una rebelión que inició la Guerra Civil de Yemen y lograron tomar, en enero de 2015, el palacio presidencial de Saná. Desde ese momento se libró un marcado conflicto entre las fuerzas hutíes y las leales al Gobierno (respaldadas por una coalición internacional liderada por Arabia Saudita, pero con el apoyo de Estados Unidos y actores locales como la Liga Árabe).