Pasa el 20% del petróleo mundial: la importancia del estrecho de Ormuz, el cruce que Irán busca cerrar tras los ataques de EEUU
La decisión final para cerrarlo debe tomarla el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, órgano del que forman parte el presidente Masud Pezeshkian, varios ministros, tres representantes del líder supremo y figuras de las fuerzas de seguridad del país.

Luego de los ataques de Estados Unidos contra centrales nucleares en Irán, el Parlamento iraní pidió el cierre del estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% del tráfico de petróleo por mar, una decisión que debe ser probada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
El general Esmaeil Kowsari, miembro del Comité de Seguridad del Parlamento, afirmó que el hemiciclo «alcanzó un consenso» para cerrar el estratégico estrecho de Ormuz, según informó la televisión estatal Press TV.
La decisión final para cerrar el estrecho debe tomarla el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, órgano del que forman parte el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, varios ministros, tres representantes del líder supremo y figuras de las fuerzas de seguridad del país.
La importancia estratégica del estrecho de Ormuz
El estrecho de Ormuz recobra todo su interés ante la escalada del conflicto entre Israel e Irán, y ahora con la intervención de EEUU, debido a que por sus aguas se transporta alrededor de un 20% de la producción mundial de crudo y también de gas.
Ubicado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, por este estrecho, que en su punto más angosto mide 54 kilómetros, transitan cada día un promedio de 13 buques cisterna que transportan más de 15 millones de barriles de petróleo.
Durante años, las autoridades persas amenazaron tanto a Israel como a Estados Unidos con bloquear el tránsito marítimo y sobre todo a este último, en respuesta a las sanciones impuestas por Washington por su programa nuclear.
El historial de conflictos en el estrecho de Ormuz
Si bien esas amenazas no se llevaron a cabo, el área fue escenario de numerosos incidentes en los últimos años, incluidos ataques y confiscaciones de petroleros y cargueros.
El primer ejemplo de ello fue cuando EEUU decidió retirarse en 2018 del acuerdo nuclear firmado entre Irán y las potencias en 2015 al considerar que Teherán mintió sobre su programa atómico al seguir enriqueciendo uranio por encima de los límites permitidos.
En abril de 2019, la situación se agravó después de que Washington endureciera las sanciones a la exportación de petróleo iraní y como consecuencia, las autoridades persas amenazaron con bloquear el estrecho.
En 2021, y debido a que en los últimos años la zona fue escenario de ataques a petroleros -de los que en muchos casos se acusó a Irán- se inauguró una estratégica terminal de exportación de petróleo en el mar de Omán, lo que evitó por primera vez a los cargueros tener que cruzar el estrecho de Ormuz.
El crudo llegaría a la instalación situada en la ciudad costera de Jask, en la provincia sureña de Hormozgan, a través de un oleoducto que tiene su origen en el campo petrolífero de Goreh, en la región de Bushehr.
Este megaproyecto contó con una tubería que se extiende por 1.000 kilómetros y tiene una capacidad de transferencia de 300.000 barriles de petróleo por día de Goreh a Jask en esta primera fase y, en el futuro, podría alcanzar el millón.
A lo largo de los años continuaron las tensiones, como en abril de 2024, tras el ataque contra el consulado iraní en Damasco en el que murieron siete guardias revolucionarios, y del que Teherán acusó a Tel Aviv y que estuvo a punto de provocar el cierre de este estrecho.