La Defensoría del Pueblo remarcó la importancia de ir a votar y criticó el “transfuguismo político”
El Observatorio de Derechos Políticos y Electorales (ODEPOE), que funciona en el seno de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa,
Fuente: https_www.lamañanaonline.com.ar
Señaló que el ausentismo record en las urnas viene siendo lo más relevante en los primeros comicios de este año, donde en Chaco solamente votó el 52% del padrón, con una caída de 14 puntos respecto de 2021. De la misma manera, en San Luis la merma fue del 12,5%, Jujuy y Salta también mostraron descensos de más de 5 puntos. En Santa Fe apenas participó el 55,6% e igual situación se presentó en las legislativas de CABA con el 53,35%.
Ante esto, el organismo manifestó que “lo que pareciera ser un fenómeno transitorio, es algo mucho más profundo, donde se entremezclan malestar y bronca por la situación económica y social, y la disociación entre las candidaturas y lo que están ofertando”.
“La gente siente como que no hay una respuesta a sus problemas y esa desconexión genera desinterés, que se traduce en la frase ‘no me representan, no voy a votar’”. La Defensoría añadió que en la provincia “se suma fuertemente el denominado transfuguismo político como elemento distorsionador de la representación”.
Agregó que desde 1983, la participación electoral bajó en promedio cinco puntos por década. En los 80 superaba el 80%, mientras que hoy, en muchos casos, apenas ronda el 55% o incluso menos. Aunque el número total de votantes crece nominalmente, el padrón lo hace más rápido, y cada vez hay más gente que opta por no ir a votar. Por esto, “el ausentismo ya no es una excepción, sino una constante que obliga a revisar cómo se construye la representación política en el país”.
“La pregunta que queda abierta es si los partidos lograrán reconstruir ese vínculo o si la desafección seguirá creciendo”, dijo el defensor, José Leonardo Gialluca, quien señaló que desde el ODEPOE “continuamos trabajando para reflejar la importancia que tiene el voto, pues sabemos la relevancia que tuvo la recuperación de la democracia y el voto en el 83, por lo que no podemos dejar diluir ese espíritu y ese pensamiento”.
No obstante, advirtió que la falta de discusión de temas relevantes a nivel local o nacional contribuye a este desinterés generalizado, por lo que “nos obliga a revisar cómo se construyen las representaciones”.
Al respecto, continuó: “Es aquí donde la gente rechaza y desconfía, presumiendo que determinados sectores políticos o candidatos, al ingresar al fenómeno del ‘transfuguismo político’, buscan únicamente asegurarse cargos o bancas sin ningún tipo de programas o proyectos políticos”.
Añadió que “el termino tránsfuga está referido a la persona que huye de una parte a otra y también a la persona que se pasa de un partido a otro”.
“En este segundo caso es donde se produce un alejamiento del tránsfuga, tanto del partido en cuyas listas se presentó como del electorado que lo votó, originando un menosprecio en la relación del representante con los electores y un total distanciamiento de los compromisos electorales asumidos con los ciudadanos”.
Esto, agregó, provoca “inestabilidades políticas que a menudo producen favores a otros sectores, perjudicando la gobernabilidad democrática al dificultar que las instituciones políticas operen como es previsto y cumplan con sus funciones”.
Estos “cambios de orientación ideológica”, remarcó, “son los que producen justamente la desaparición o crisis de los partidos políticos, toda vez que el oportunismo o búsqueda de mejores posiciones políticas, junto a la existencia de compensaciones económicas –‘transfuguismo retribuido’-, vulneran normativas como la Ley de Ética Pública Nº 25.188, entre otras”.
Añadió Gialluca: “El problema de transfuguismo político, en su faz jurídica, surge de lo establecido por la Constitución Nacional y las leyes vigentes, así como por la jurisprudencia de la CSJN y de la Cámara Nacional Electoral, que identifican al partido político como único medio de acceder a los cargos electivos parlamentarios, sin desconocer que este fenómeno también importa un conflicto sociológico de la representación y de la legitimidad”.
Concluyó diciendo que la relación entre el representante -candidato y los representados- se ve defraudada, agrietada, “produciéndose la denominada ‘borocotización’ del sistema político, que lleva a que la participación en las urnas sea cada vez más inestable en nuestro país”.