Cumbre entre Trump y Putin: el fin del tratado entre EEUU y Rusia que puede desencadenar una guerra nuclear

Cumbre entre Trump y Putin: el fin del tratado entre EEUU y Rusia que puede desencadenar una guerra nuclear

Rusia renunció a la moratoria al despliegue de los misiles de corto y medio alcance (500-5.500 kilómetros) contemplados por el tratado INF, que EE.UU. abandonó completamente en 2019.

Misiles de Rusia.

Fuente: https://www.canal26.com/

El Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) fue un acuerdo de control de armas firmado entre Estados Unidos y la Unión Soviética en 1987. El mismo prohibió los misiles balísticos y de crucero con alcance de entre 500 y 5,500 kilómetros, tanto nucleares como convencionales.

La desaparición del tratado generó preocupación sobre el aumento de la amenaza nuclear y el despliegue de misiles convencionales de alcance intermedio, dado que el INF supo ser crucial para la seguridad de Europa durante la Guerra Fría y llevó a la destrucción de casi 2.700 misiles.

Estados Unidos se retiró del tratado en 2019, acusando a Rusia de incumplimiento, y Rusia hizo lo mismo poco después con la firma de un decreto que ponía fin a su participación. Además, este 4 de agosto, anunció el fin formal de su moratoria, en lo que calificó como una “respuesta forzada” frente a las recientes acciones de Washington y sus aliados: se produjo en la antesala del plazo límite impuesto por Donald Trump para que Rusia acordara un alto el fuego en la guerra con Ucrania.

Con el INF extinto, ni Rusia ni Estados Unidos enfrentan límites para desarrollar o desplegar misiles de alcance intermedio lanzados desde tierra. Este vacío normativo eleva el riesgo de una nueva carrera armamentística, teniendo en cuenta que Moscú avanzó en el desarrollo de estos sistemas durante la moratoria, reforzando las preocupaciones sobre la estabilidad estratégica y la erosión del control de armamentos.

El fin de un tratado importante para la seguridad del mundo

El INF fue firmado el 8 de diciembre de 1987 por el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijaíl Gorbachov. Se trató de un hito histórico: por primera vez las dos superpotencias nucleares acordaron reducir parte de sus arsenales, así como también eliminar por completo una categoría de armas y prohibir su desarrollo futuro.

El tratado, que entró en vigor el 1 de junio de 1988, estableció inspecciones presenciales para verificar el cumplimiento y derivó en la destrucción de 2.692 misiles hasta 1991. Washington eliminó sistemas como el Pershing II y el BGM-109G, mientras que Moscú desmanteló misiles SS-20, SS-4, SS-5, SS-12 y SS-23, entre otros.

Además, el acuerdo evitó el despliegue previsto de nuevas armas de este tipo en países de la OTAN como Países Bajos, Bélgica, Reino Unido, Alemania e Italia.

Ahora, sin marcos jurídicos que restrinjan el desarrollo y despliegue de misiles, las principales potencias nucleares podrían utilizar estas armas no solo como herramientas militares, sino como instrumentos de presión política, lo que incrementa el riesgo de escalada en crisis internacionales.

El rearme de Rusia preocupa tanto a Estados Unidos como a Europa

Rusia lanzó un aviso a Estados Unidos al asegurar que a partir de ahora tiene las manos libres para desplegar misiles de corto y medio alcance, aunque el principal perjudicado es Europa, a la que Rusia parece querer castigar por su decisión de rearmarse.

Incluso, Vladímir Putin anunció la producción en serie de los misiles balísticos hipersónicos de medio alcance Oréshnik, que pueden alcanzar el cuartel general de la OTAN en menos de 17 minutos y que serán desplegados en Bielorrusia.

La medida de renunciar a la moratoria se puede interpretar también como una clara respuesta al rearme de los miembros europeos de la OTAN, que se comprometieron este año a incrementar hasta el 5% su presupuesto de defensa.

El rearme responde a las presiones de Trump, pero también a la amenaza militar que representa Rusia, cuanto menos para los bálticos y los antiguos miembros del Pacto de Varsovia. Y es que la Unión Europea -líder en suministro de armas a Ucrania- pasó de ser en tres años y medio de socio comercial a enemigo estratégico para el Kremlin, que ahora pone casi en el mismo nivel el ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica que en el bloque comunitario.